Jesús me guía y me consuela, por eso no tengo miedo ni de la onza ni de la bestia, pues con Jesús, yo puedo dominar tanto uno como lo otro. Ahora tú estás bajo mis pies y no eres nada si no tienes mi presencia a tu lado. Baja esa barba de león, en nombre de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Así como San Marcos, San Lucas, San Mateo y San Juan Bautista fueron mansos en el huerto hasta que se acabó la Santa Oración, tú serás manso conmigo de espíritu y de corazón, me apoyarás en todos mis deseos y vas a satisfacer toda mi voluntad. Tú sabes que yo soy la mujer de tu vida, y a partir de ahora no te podrás resistir, vas a ser siempre dócil, cariñoso, fiel y agradable conmigo y nunca más me vas a hacer sufrir, llorar por mal de amor, nunca más me vas a maltratar, faltar al respeto, ser grosero ni estúpido conmigo. Tú me besarás y me amarás para siempre. Yo te pido que me des este tercer clavo para clavar tu corazón al mío, para que no sientas sosiego ni paz hasta tanto no vengas a hablar y declarar tu amor por mí. Espíritus de luz que iluminan las almas, iluminen el corazón de mi perro manso para que siempre recuerde quién soy, y todo lo que tenga me lo entregue, impulsado por los poderes celestiales del amor.Tranquilidad no tendrás hasta que no estés junto a mí. Te deseo fiel como un perro, manso como un cordero, rápido como un mensajero y que vengas sin que nada pueda detenerte.Tu cuerpo, alma y espíritu me ven porque yo te llamo, te sugestiono y te domino.
Esta poderosa oración debes pronunciarla con total convicción, creyendo y esperando que lo que dices, se hará realidad en poco tiempo.
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